"¿Quién soy yo?" En algún punto de nuestras vidas, esta pregunta existencial inevitablemente toma protagonismo; y es que, la identidad no es algo fijo que algunos tienen y otros no. Es una construcción dinámica y continua que se desarrolla a lo largo de toda la vida.
Por Jane Scarlet Cabrera Pillaca. 30 julio, 2025. Publicado en Diario Correo el 27 de julio de 2025.
La identidad se forma por múltiples factores: la influencia fundamental de la familia, las experiencias vividas, los valores y creencias que adoptamos y el entorno cultura, entre otros.
Durante este proceso de crecimiento, es vital dedicar tiempo a la autoexploración. Esto significa un esfuerzo consciente para entender e identificar nuestras fortalezas y pasiones, que son aspectos que nos impulsan y definen de manera positiva. También implica reconocer nuestros límites y, de forma crucial, aceptar nuestras debilidades.
En esta autoaceptación reside la base indispensable para construir una identidad sólida y adaptable. Sin aceptarse ni conocerse a uno mismo, la búsqueda de quiénes somos puede resultar inestable y superficial.
Para construir una identidad que no decaiga, sino que refuerce siempre el sentido de pertenencia, puedes cultivar la curiosidad sobre ti mismo, no asumas que ya te conoces por completo. Alinea tus acciones con tus valores, busca entornos que te nutran, aprende de los desafíos, porque las dificultades no definen quién eres, pero sí el cómo respondes a ellas. Y, finalmente reconoce y celebra tus logros.
Construir una identidad sólida y un sentido de pertenencia profundo son dos procesos cruciales que se alimentan mutuamente. Nos permiten vivir con mayor autenticidad y bienestar; y, al invertir en el autoconocimiento y buscar conexiones genuinas, descubrimos nuestra esencia, y, también, encontramos nuestro verdadero lugar en el mundo.
Recuerda que este viaje de autodescubrimiento y conexión es constante, y cada paso que das te acerca más a la versión más plena de ti.
